Gente que piensa (en mí)

domingo, 10 de marzo de 2013

-En este momento eres libre, puedes  escoger. Una opción es mi amor infinito, para siempre, para todos los momentos en los que la oscuridad te invada, en los que desees no existir y en los que pienses que estás solo. Si escoges esta opción yo estaré siempre a tu lado, te amaré como tú me has enseñado y seré tuya; solamente tuya. La otra opción es que te vayas, te alejes de mí y nunca vuelvas a hablarme. Sabes que así dejarás dos corazones rotos, el mío y  el tuyo. Y si crees que es el precio a pagar por sentirte “libre”, hazlo. Pero has de saber primero que sé con total certeza que sólo te sientes libre cuando me besas, cuando me hablas primero y cuando volamos juntos, cuando me coges la mano y me enseñas que no hay que tenerle miedo a nada. Pero, ¿sabes? Tú si que tienes miedo. Tienes miedo al amor, crees impensable que alguien te pueda querer porque tú no te quieres a ti mismo. Pero yo te quiero, te quiero y quiero que te quedes conmigo.

Cogió su mano y se la llevó a su pecho, el cual bombeaba fuertemente, preso de la emoción y de la certeza. Él dudó unos instantes, finalmente sonrió tímidamente, convirtiendo sus labios en una fina línea recta.

-Lo siento…

Agachó la mirada mientras sus ojos se humedecían y ella comprendió en ese momento que siempre habría algo por encima de su amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario