Estoy cansada
de hablar de sentimientos porque cuanta más atención les presto menos parece
que siento. He intentado perdonar, e incluso olvidar, pero tampoco he sido
capaz. No he podido perdonarte, ni olvidarte, y aún menos explicarte el por qué
(créeme, es que ni si quiera yo lo sé). También he tratado de pasar página refugiándome
en libros escritos por otros poetas. Y sin embargo me he dado cuenta de que
nadie sabe ahondar en mi tristeza como tú, que nadie sabe plasmar en papel mis
sentimientos como tú… Que nadie sabe convertirme en arte (como tú).
Y me encuentro
una vez más escuchando a cantautores, dando vueltas en la cama y preguntándome
por qué. Por qué te dejé escapar, por qué no dije lo que sentía, por qué me
comporté de esa manera… Y hay ya tantos por qués en mi vida que hasta los
ojalás se han dado por vencidos y se han ido a otros bares donde ponen música
más viva y las camareras tienen siempre una sonrisa. Y a veces incluso yo quiero darme por vencida
y abandonarme a mí misma. Dejarme sola en la esquina de esta calle de la
soledad, con mis promesas rotas y mi whisky barato. Y yo que sé, irme a bailar,
a fumar y a disfrutar de la vida. A aprender a hacer todas esas cosas que nunca
jamás supe hacer, como perdonar, olvidar e incluso amar. Y para este por qué si
que tengo una respuesta, porque va siendo hora ya de volver a empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario