Do something for someone.

Hice tantas cosas por ella... Siempre pensé que los hombres no se enamoraban, que permanecían fríos e impasibles como el hielo. Después la conocí y meses después me descubrí en una espiral de amor, aventura y dolor. Dolor, esa es la palabra que definiría nuestra relación. Ella no era perfecta, no. Era un espíritu libre, le gustaba volar, pero no solo conmigo. Yo... Un pobre iluso, ¿quién no lo ha sido nunca? Le juré amor eterno y creí que el silencio era su manera de decirme te quiero. Cuan equivocado estaba.

Después de todo ella desapareció. Se marchó un día de enero y no volvió jamás, al menos, no a mi vida. Y entonces me sentí estúpido, engañado. Mi corazón roto no encontraba respuestas a mis preguntas. ¿Por qué me había dejado allí, después de todas las cosas que hice por ella? ¿No era suficientemente bueno? ¿No le había amado como se merecía? Tras muchas noches en vela, muchas lágrimas y mucha autocompasión lo comprendí. En aquellos momentos, en los que mi vida se desvanecía ante su ausencia, fue cuando más vivo me sentí. Aunque deseaba morir, la vida se había instalado en todos mis huesos, prometiéndome que no me dejaría caer. Al fin y al cabo, ¿vivir no significa dar sin recibir? Como dijo aquel cantautor: "cada uno da, lo que recibe... Luego recibe lo que da". Y aunque ella no me correspondió, me hizo un gran favor. Dejó un gran vacío que otro amor se encargó de llenar, más grande y más sincero. Aquel colmó mis ansias de amor y me demostró que siempre que se cae hay que levantarse. Hay que estar preparado para las nuevas oportunidades que te brinda la vida en lo momentos más insospechados. 

Al amor siempre hay que decirle SÍ.