Gente que piensa (en mí)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Cosas de la suerte.


La gente habla a diario sobre la suerte, el destino y el karma. Intentan buscar factores externos que expliquen sus circunstancias, sobre todo si les va mal. Cuando logramos encontrar la felicidad o cuando alcanzamos nuestras metas nos justificamos en nosotros mismos, decimos que nos lo merecíamos y que habíamos hecho grandes esfuerzos para conseguir nuestros propósitos. Sin embargo, cuando llegan los malos momentos y cuando la vida nos golpea con gran fuerza, nos referimos a la mala suerte. Nadie cree que se merezca nada malo, todos opinamos que damos lo mejor de nosotros mismos e incluso afirmamos que los demás son los culpables de nuestras desdichas. Somos egoístas y crueles y lo peor es que nos gusta ser así; amamos ser despiadados. Pero, por encima de todo, amamos ser vanagloriados y admirados.
Por esa razón a mí me gusta la gente que habla de la buena suerte. Que reconoce que hacen la cosas mal, que tienen defectos y que no siempre son tan buenos como deberían ser. Pero, que a la vez, también son conscientes de que la suerte les ayuda a llegar a la cumbre, a la cima de la vida. La vida son subidas y bajadas, la vida es una enorme noria que nunca deja de parar. Tocamos el cielo, caemos y tocamos fondo. Y después, con mucho sudor, nos levantamos y seguimos hacia delante. Quién sabe si acompañados por la suerte o por el destino o simplemente con nuestras alamas magulladas y dolorosas a cuestas.


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