Gente que piensa (en mí)

martes, 26 de marzo de 2013

Mientes, haces daño y luego te arrepientes.


No digas nada. Llegas tarde, de nuevo.

He soñado tantas veces con besarte, abrazarte, sentir tu piel contra mi piel... He soñado tantas veces con la historia que me habría gustado vivir contigo que la realidad ha perdido todo su sentido. No puedo dormir de tanto soñar despierta, de tanto imaginar como habrían sido las cosas si hubieran sido diferentes. Pero no lo son, ni lo fueron ni lo van a ser. Nada será diferente entre tú y yo. Porque tú siempre llegas tarde y yo siempre me voy pronto. Me has causado tanto dolor que incluso me da miedo seguir adelante. Malgasto el tiempo pensando en las palabras que me gustaría dirigirte, elaborando discursos en los que expongo todos mis sentimientos. Sin embargo, cuando te tengo cerca, lo único que puedo hacer es contener las lágrimas.

Llegas tarde porque ya he aceptado lo que hay, soy plenamente consciente de que entre tú y yo ya no queda nada. Ni fuego, ni cenizas, ni las chispas que surgían cada noche cuando nos consumía tanta pasión. Lo único que quedan es tus promesas incumplidas, mi corazón vacío y las manchas de rimmel en la funda de la almohada. Lo único que llena el vacío son las canciones de desamor, la poesía y las ganas de huir cada vez que te tengo cerca. 

        Llegas, pero siempre tarde. Y aunque no quiero que te vayas tampoco quiero que te quedes así, de esta forma tan insuficiente. Porque todas las veces que has llegado -aunque sea tarde- ha sido para marcharte de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario