Gente que piensa (en mí)

jueves, 11 de julio de 2013

Reflexiones baratas sobre el desamor.

Me sorprendí a mí misma pensando que los hombres también se enamoran. Estaba reflexionando sobre la relación de mi mejor amiga, la cual llevaba un año con su novio y cada día parecían más y más enamorados. Nunca se lo conté, pero se me hacía raro verlos juntos, abrazados y sonrientes como el primer día. También me resultaba extraño que él volviera después de cada pelea para pedirle perdón, aunque fuera ella la que se hubiera comportado como una bruja. Y así fue, después de verlos juntos celebrando su primer año de relación mientras derrochaban amor, lo único que pude pensar fue: "los hombres también se enamoran, ¡qué cosa tan extraña!".
Tal vez sería porque ella había sabido elegir bien o porque había estado en el momento adecuado en el lugar adecuado. O puede que se lo hubiera ganado gracias a sus actos, gracias a su buen karma, como si el universo la recompensara con un épico amor de los que luego se convierten en película. No lo sé, tampoco puedo comprender porque ella sí y las demás no (y sí, cuando digo las demás me refiero a mí). Quizá yo no fuera tan buena, ni respecto al universo ni tampoco eligiendo a los hombres. Quién sabe, quizá que un hombre no se hubiera enamorado de mí no era problema del universo, ni de mi karma, quizá el problema estuviera en mi forma de ceder, en mi forma de dejarme llevar (y sí, cuando digo un hombre me refiero a mi hombre). Quizá el problema era yo.
Tenía millones de preguntas en mi cabeza y no sabía como contestar a ninguna. Y esa maldita frase resonaba muy alto dentro de mí: "los hombres también se enamoran". Y ligada a ella, la pregunta más temida, la que más miedo me daba contestar:
¿Y por qué no de mí?


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