Gente que piensa (en mí)

lunes, 9 de septiembre de 2013

En solo un segundo.

Estoy a punto de estallar, mi interior es una olla a presión y lo peor es que no tengo nadie con quien hablarlo. He pasado tanto tiempo enfadada con el mundo que he perdido de vista lo que me hacía feliz. He dejado de lado a personas maravillosas, he desechado mis sueños y he dedicado mi tiempo a auto compadecerme. Yo que era experta en segundas oportunidades he dejado de confiar, incluso en mí misma. Yo me caracterizaba por mi sonrisa y ahora ésta se ha esfumado, pues las lágrimas ocuparon su lugar. Me he perdido a mí misma en un mundo de odio, tristeza y soledad. Y lo que más miedo me da es todo el tiempo que he malgastado, todas las oportunidades que he desperdiciado y que jamás volverán. Todos hablan de lo duro que es caer sin una mano caliente a la que aferrarte para frenar la caída. Todos hablan de la soledad, del dolor profundo, pero, ¿qué es lo que ocurre cuando el dolor mitiga? ¿Qué es lo que ocurre cuando despertamos de ese dueño profundo que es la soledad? Es decir, ¿cómo podemos arreglar nuestro corazón sin producir más desperfectos?

1 comentario:

  1. No se puede. Después de un desengaño, nuestro corazón no se arregla, no se arreglará nunca. Quedará una cicatriz que te lo recordará siempre y que tú tratarás de esconder a los demás hasta que aparezca esa persona que sea como un bálsamo para tu corazón y que te haga olvidar esas cicatrices. [o eso quiero creer] :)

    ResponderEliminar